Cacemos brujas por vuestro bien
"Y tomad un manojo de hisopo, y mojadlo en la sangre que estará en un lebrillo, y untad el dintel y los dos postes con la sangre que estará en el lebrillo; y ninguno de vosotros salga de las puertas de su casa hasta la mañana. Porque Jehová pasará hiriendo a los egipcios; y cuando vea la sangre en el dintel y en los dos postes, pasará Jehová aquella puerta, y no dejará entrar al heridor en vuestras casas para herir". (Ex 12, 22-23).

El auge de la ultraderecha en España ocupa desde hace días a casi todo el personal de este país. Unos se alegran como niños con ipads nuevos, otros se echan las manos a la cabeza, otros más berrean "que viene el lobo" azuzando a los corderos a montar barricadas y otros intentan comprender las causas de esta peste bubónica, pero que Vox haya conseguido 400.000 votos en las elecciones andaluzas no es una enfermedad, es solo un síntoma, una reacción a algo o a varios algos: independentismo catalán, corrupción en los partidos tradicionales, hartazgo de las políticas identitarias de la izquierda, inoperancia socialista... La lista es larga. Ya pasó lo mismo con Podemos tras el movimiento 15M. La gente votó morado por cabreo supino.
Es obvio que no hay 400.00 fascistas en Andalucía. De hecho creo que la palabra "fascista" ha sido despojada de todo su contenido histórico para ser en la actualidad empleada como arma arrojadiza contra cualquiera que no comulgue con determinadas doctrinas de izquierdas. Albert Rivera fue tachado de fascista en varias ocasiones, lo mismo que Pablo Casado. A fuerza de usarla sin ton ni son ya no significa nada.
A lo peor debo hacer aquí un pliego de descargo para que no me acusen a mí de facha, así que para aquellos con visión totalitaria diré: siempre he votado a partidos de izquierdas y estoy en absoluto desacuerdo con el ideario político y moral de Vox, pero esto no me imposibilita para criticar a una izquierda desnortada, desnaturalizada y pagada de sí misma. No me deslegitima para llamar irresponsable a Pablo Iglesias y a otros de su partido por conjurar a sus cachorros a salir a las calles a combatir el fascismo. No me impide, en definitiva, ser libre para opinar.
Tras el pistoletazo de salida de los marajás de la izquierda, la caza de brujas ha comenzado: la chavalada tomó las calles de Sevilla y otras capitales andaluzas al grito de "no pasarán", "democracia" y "libertad" sin entender muy bien que la democracia y la libertad es también respetar el voto del prójimo; el escritor y periodista Julio Llamazares escribió esta simpática chanza en el diario El País: "Quizá no tenga que ver, pero es un dato: El Ejido, el municipio almeriense en el que el partido ultraderechista Vox ha obtenido el mayor porcentaje de votos en las últimas elecciones andaluzas, es la mayor población española sin librerías"; el programa Liarla Pardo de La Sexta se fue al municipio sevillano de Marinaleda para intentar localizar las viviendas de los cuarenta y cuatro vecinos que en las últimas elecciones autonómicas dieron su voto a Vox. De nuevo la lista es larga.
Queridos amigos de la izquierda totalitaria y antidemocrática, esto sí es fascismo. Del original, del peligroso. El cuerpo social contra los disidentes. Victoria como sea. A toda costa. Con o sin urnas.